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Aguas subterráneas, un recurso natural vital para el cuidado de los ecosistemas.

Las aguas subterráneas son vitales, ya que suministran casi la mitad de toda el agua potable del mundo, constituyen una reserva esencial para periodos de sequía y contribuyen a mantener numerosos ecosistemas.

 

Se forman a partir del agua de lluvia. Una vez precipita el agua, esta se infiltra en el subsuelo y desciende hasta quedar retenida en una capa impermeable. Esta capa del subsuelo permite el almacenamiento del agua, que ocupa totalmente o satura los poros o huecos del terreno, formándose así los acuíferos.

En contacto con Dr. Jorge Santa Cruz, director de la División de Recursos Hídricos de la Asociación de Ingeniería Sanitaria y Ambiental Interamericana y Argentina (AIDIS) conversamos sobre el origen, su relevancia y las características principales de las aguas subterráneas.  En principio, se puede decir que el agua subterránea es el agua existente bajo la superficie del terreno. En concreto, es aquella situada bajo el nivel freático, y que está saturando completamente los poros y fisuras del terreno.

“Las aguas subterráneas se renuevan de modo constante por la naturaleza, merced al proceso de recarga. La recarga forma parte del ciclo hidrológico, y corresponde al agua que, por la acción de la fuerza de gravedad, se infiltra a través del suelo hasta alcanzar una zona saturada”, define Dr. Santa Cruz. Las mismas puede fluir a la superficie de forma natural, a través de manantiales, cauces fluviales, o bien descargar directamente al mar o cuerpos de agua como lagos y lagunas. Puede también explotarse mediante pozos, galeras y otros tipos de captaciones.
 

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El origen de estas recargas procede generalmente de las precipitaciones, pero también puede producirse a partir de la escorrentía superficial y cursos de agua, sobre todo en climas áridos, de acuíferos próximos.  A modo de esponjas, las formaciones geológicas del subsuelo, durante la infiltración, almacenan el agua subterránea. En conversación con el director  de la división de recursos hídricos de AIDIS nos explicó que un acuífero, entonces, es una formación geológica que almacena y transmite el agua en cantidades significativas, de modo que pueda extraerse mediante obras de captación.

Las características físicas superficiales que influyen en las características y comportamiento de las aguas subterráneas son la altitud, la pendiente del terreno, la permeabilidad, la geología, los suelos, y la presencia de vegetación. Por su  lado, las condiciones climáticas y ambientales determinan un cierto régimen de precipitaciones, la escorrentía, temperatura y humedad inicial del suelo.

Las aguas subterráneas sufren cambios en su composición, por eso la protección de las mismas incluyen un conjunto de actividades y disposiciones cuyo objetivo es conservar tanto la calidad como la cantidad. “A los efectos de preservar la calidad del agua subterránea, algunos países utilizan como estrategia delimitar zonas de protección alrededor de las captaciones, como por ejemplo; perforaciones, manantiales, entre otros”, define Jorge Santa Cruz. Se limita el uso del territorio y toda actividad que implique riesgo de contaminación. Las restricciones suelen ser más severas en las cercanías de las captaciones y se van disipando a medida que aumenta la distancia a las mismas.
 

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Para estudiar el  comportamiento y condición de las aguas subterráneas hay que especializarse en la hidrogeología la cual estudia su origen y formación, como su yacimiento, movimiento, régimen y reservas, su interacción con los suelos y rocas, propiedades físicas, químicas, bacteriológicas y radiactivas. A partir de esta investigación se puede determinar medidas de aprovechamiento y gestión de las mismas.

Un tesoro natural a nuestros pies:

Las aguas subterráneas son una importante reserva hídrica para el consumo de agua potable y el desempeño de actividades industriales y agrícolas. Además de constituir una fuente de alimento y de permitir el desarrollo económico, estas masas de agua continentales proporcionan servicios de soporte, garantizando la biodiversidad, la conservación y el buen funcionamiento de los ecosistemas.
 

Como evitar la contaminación de las aguas subterráneas:
Según un estudio de la Universidad Albert-Ludwigs la contaminación de las aguas subterráneas arroja que hasta el 50 % de los contaminantes estudiados —como el pesticida glifosato— alcanzaron los acuíferos sin pasar ningún proceso de filtrado, contradiciendo lo que se creía. Como resultado, el nivel de glifosato en el agua subterránea podría ser hasta 19 veces mayor que la concentración máxima permitida en Europa.

Las principales fuentes contaminantes de las aguas subterráneas son la contaminación urbana y doméstica, la contaminación agrícola y ganadera y la contaminación industrial y minera.

Seguramente con estos datos y cada uno desde lugar podemos hacer algo para evitar seguir contaminando.
 

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